jueves, 21 de julio de 2011

-He venido a despedirme.
+¿A dónde vas?
-No lo sé... Quizá a la ciudad o al sur de Francia a acabar el verano. Solo sé que ya no aguanto tus juegos.
+¿Qué juegos?
-Ah, por favor. Un segundo eres ardiente y al siguiente eres fría. Haces que me sienta un inepto.
+Entonces si hago que te sientas así será mejor que te vayas.
-Me parece bien.
+Espera... No quiero que nos separemos enojados.


-¿Sí? Pues no tienes voz ni voto en este asunto. Eres una hipócrita, y yo no me relaciono con hipócritas.
+¿Por qué soy una hipócrita?
-Estas todo el día predicando lo de esperar al verdadero amor. Pues aquí lo tienes, delante de tus narices y vas a darle la espalda. Así que creo que estamos bien jodidos... Yo, seguiré con mi vida. Pero tú, pasarás el resto de la tuya sabiendo que le as dado la espalda al verdadero amor. Y eso, te convierte en hipócrita. Te deseo suerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario